Alfredo «Fredy» Monge tiene 80 años recién cumplidos y es uno de los testigos del oficio de resero, tarea que desarrolló en su juventud, cuando se realizaban frecuentes remates de animales en nuestra ciudad y el traslado de estos se hacía por caminos rurales, a caballo y con mucho sacrificio.
Con una memoria prodigiosa, nos cuenta el modo de acercar los animales a la venta y su posterior traslado por los campos de la zona. Vivencias del arreo, el trabajo duro y una vida al aire libre, donde había que soportar el clima, el cansancio y largas horas sobre el lomo de un caballo, comiendo un churrasco en un recodo del camino y la misión de llegar a destino sin perder animales de la tropa.
Un oficio que fue reemplazado por los camiones de hacienda y del que sólo quedan recuerdos de los mayores…