fbpx


Por cada latir, por Alejandrina Skaarup

Siempre me sentí muy a gusto con la tormenta
El observar todas aquellas nubes grises revoloteando en el cielo -yendo las unas a las otras, tan decididas, con tanta fuerza y precisión, logrando unirse para opacar el brillante azul del cielo, dejando consigo solo un halo de nostalgia y desazón- me generaba una extraña y profunda sensación de conexión. De repente, el entorno y mi ser se alineaban como almas gemelas, que se correspondían y completaban a la perfección entre sí.
Así, así me describiría antes de comenzar a escribir, como quien no podía dejar que el sol la mire a la cara.
Al asomarme por mi ventana, solo puedo ver una ciudad apagada. Las nubes no dejan entrever ningún rayo de luz. Por eso, decidí que esa luz, ya que no puede brotar del sol, hoy… va a brotar de mí.
En días como hoy, recuerdo exactamente la necesidad y el deseo que me llevaron al primer encuentro con la pluma y el papel. Días donde mi alma busca hallar esperanza, salvación y perdón. Días donde mi alma busca su camino a la redención. Un camino que sea digno de recorrer, pero que por sobre todo, me haga sentir merecedora de cada centímetro de él.
El significado y placer de la escritura en mí, se encuentran justo ahí, en merecer. Término, que me persiguió en los últimos años como un perro que persigue el último hueso en la tierra, por el cual recorrería un campo abandonado y solitario plagado de minas. ¿Seré merecedora de todo lo bueno que tengo? ¿De todo lo bueno que vendrá? ¿Seré un poco de todo lo bueno y lindo que quienes me aman ven en mí? ¿Me elegiría como hija, hermana o nieta?
Momentos donde las preguntas me abruman, donde las palabras son infinitamente crueles y desesperanzadoras, momentos donde sólo puedo combatir esos pensamientos al abrazar con toda mi fuerza y esperanza la poesía. Porqué hice de la escritura mi refugio, mi lugar seguro. Donde sé que me puedo proteger de mí misma, y donde no voy a permitir que nada malo me suceda.
Porque en esos días, donde son más preguntas que respuestas, donde mi cabeza pareciera ser mi peor enemiga y mi corazón mi peor aliado, es cuando la decisión de escribir me salva, cuando puedo sentir el oxígeno entrando en mis pulmones y la vida haciéndose presente en mí cuerpo. Es cuando el sol se asoma en mí horizonte para ponerme bajo su manto de claridad y calidez. Porque cuando soy capaz de plasmar cada sentimiento que me aprisiona, cuando logro romper con cada barrote que mi némesis construyó especialmente para encerrarme. Cuando logró al fin, retirar la venda de mis ojos y veo que quien me priva de la libertad soy yo misma, es cuando soy capaz de liberarme.
Por eso, escribir para mí es poner la cara al sol y sentir el viento, es ver de lleno a la vida con la ilusión de vivirla, aún cuando soy consciente que nada se encuentra bajo mi control y que solo puedo dar mi mejor intento en cada travesía que se me presente. O al menos, de intentarlo.
La escritura me dio la llave a la libertad. Me dio luz pero además, me permitió ver mi luz. Porque aunque no siempre sea capaz de verla, siempre está ahí. Como parte de mí. Alumbrándome y enseñarme que solo tengo que aceptarme, perdonarme y seguir, porqué todas las almas dinamitadas somos merecedoras de toda la redención y el amor, que habitan en cada rincón de esperanza de éste maravilloso e increíble mundo.
Porqué escribir es transformar cada nostalgia, cada tristeza y dolor en una bella y brillante mariposa que puede volar libre por el mundo, que puede ver el cielo cambiar de color, que puede ver las nubes danzar y la lluvia caer, que puede ver la vida en cada lugarcito donde late un corazón, porqué en la escritura encontré la fórmula perfecta para poder iluminar todos aquellos recovecos en mí, encontré la forma de redescubrirlos con paciencia y amor, encontré el tiempo e interés de conocer a quien supe ser y a quien soy hoy.
Porqué también, en la pluma y el papel encontré magia.
Al igual que en mí.
Porqué la escritura me enseñó, que no debo sentirme tan a gusto en la tormenta, que mi alma y mi ser son calma. Que mi alma gemela es un día donde el sol sale con toda su fuerza, donde sólo se respira paz y esperanza. Donde yo soy mi mejor compañía, mi mejor aliada.
Porqué escribir le enseñó a mi corazón a no arrepentirse por cada latir.
                                                            Con todo mi cariño,
                                                                                              Alejandrina.